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martes, 17 de mayo de 2011

Un atisbo de esperanza

Las horas del día siguiente se me hicieron eternas. El descubrimiento de aquel niño era volver a encontrar la esperanza de no sentirme un extraño en aquel mundo. La que se supone que era mi familia era tan diferente de mi.... con gustos tan diferentes.. aspecto.. todo.
Mi estado de ánimo cambió totalmente cuando las luces de día empezaron a esconderse. Esperé pacientemente hasta que todo el mundo se fue a dormir y salí a hurtadillas.
Volví a la misma casa que la noche anterior, y el niño estaba allí, no había sido un sueño. Me acerqué a otras casas e imágenes parecidas se mostraban ante mí. Lo que no llegaba a entender es porque solo había niños. Ninguno tenía más de diez años, ¿era yo el único que había llegado a los dieciséis años?.
Me quedé tan absorto en esos pensamientos que perdí la noción del tiempo. Y poco a poco un nuevo amanecer aparecía.

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