El pequeño ser se encontraba tan aterrorizado que durante unos segundos no pudo ni moverse. Intenté consolarle, pero ni aquello ayudaba a calmar sus temblores. En aquel momento apareció Asks, me asusté. No me lo esperaba, se había evaporado como si fuese aire después de la batalla. Sus llamas azules volvían a relucir en todo su esplendor. Se acercó a mi a paso lento. Suspiró profundamente y empezó a lanzar fuego azul de su boca. Era un fuego delicado, no pretendía quemar a nadie, tan solo dibujar un lienzo. Con diversas imágenes me explicó que no podía permanecer estancias prolongadas en la tierra. Debía volver bajo ella para recargar su energía. Allí es donde se encontraba su fuerza. Cuando terminó, miró al pequeño ser con preocupación. Inclinó la cabeza, se puso a su altura y le animó a ser valiente.
El pequeño ser soltó mi pierna y me tocó la mano. Una vez más estaba estableciendo una conexión mental conmigo. A la vez me indicó mediante gestos que tocase a Asks. Supuse que así podría traspasar la información a él también. Me concentré. De repente me encontré en un torbellino. El aire era muy fuerte y me arrastraba de un lado hacia otro. Cuando finalmente paró, me encontré en una sala oscura. En el centro había una mesa alargada y muchas sillas a sus alrededores. Cada una de ellas tenía su nombre grabado en plata. Miré los nombres: Astra, Alfihari, Jotan, Bjorn, Sutherland... no me dio tiempo a mirar más. Una gran puerta de madera se abrió ante mis ojos y empezaron a entrar ellos. Su vestimenta se formaba por largas capas de colores negros y grises oscuros. Una gran capucha cubría sus rostros. Cada uno de ellos se sentaron en aquellas sillas con nombre. Cuando estuvieron todos en sus sitios, dejaron sus caras al descubierto.
Mi cuerpo se estremeció entero cuando enfrente de mi vi a Skule. Tenía algunos arañazos en la cara, pero nada más. Parecía muy enfadada. A su lado se encontraban hombres y mujeres muy pálidos. Eran blancos como la porcelana. Uno de los hombres tenía una cicatriz que le traspasaba la cara de un lado hacia otro, otra mujer tenía los dedos de la mano derecha rojizos color sangre... y cada uno tenía una característica particular. Una neblina blanca empezó a aparecer y volví al bosque.
Estaba totalmente aterrorizado por lo que había visto. Ahora ya comprendía el shock que había sufrido el pequeño ser. Me senté en el suelo para tranquilizarme un poco. Aquella visión había echo despertar unos temores que sobrepasarían a cualquier ser humano.
-Skule esta reuniendo a la élite de sus guerreros, lo que has visto es un consejo de guerra- me explicó el pequeño ser- no la gustó lo que pasó en la batalla. Que el árbol despertase, no ha sido buena señal para ellos. El ser supremo la ha aconsejado que organice este consejo-.
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