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martes, 9 de agosto de 2011

Personificación tallada en madera

Aquella nube de polvo negro nos dejó en la más absoluta oscuridad. Era imposible mirar a algún lado, y, el valiente que lo intentaba conseguía, por respuesta un abismal escozor en los ojos. Sonidos huecos y golpes al aire se escuchaban perdidos por el horizonte. Aquella pérdida de visión había enfurecido a los monstruos. Destellos muy leves salían de sus armaduras, casi imperceptibles. Debía intentar concentrarme en mis otros sentidos.
Sentí la mano del pequeño ser apoyada en mi gemelo. Me daba la seguridad que yo había perdido con cada golpe recibido. Cerré los ojos y abrí mis oídos. Demasiados sonidos lejanos y ninguno cercano. Debía separarlos y meterlos en cajones diferentes de mi mente. Intenté escuchar los detalles.
Tenía un soldado enfrente. No podía calcular exactamente a que distancia estaba. Di un paso hacia él, pero no sentía su presencia. Intenté ser cuidadoso y dar unos pasos más. Cuando sentí el calor que desprendía su cuerpo, mi bastón habló por si solo. En círculos golpeó sus rodillas haciéndole caer. Gritó de dolor y alertó a los demás. Vinieron corriendo tropezándose con todo lo que había a su paso.
En el otro lado del claro, una llama azul empezaba a renacer. Era débil y parpadeante. El hechizo que había ejecutado Skule era demasiado fuerte para poder contrarrestarlo. Mientras intentaba concentrarme, recibí un certero golpe en la cabeza. Un dolor agudo estalló en todo mi ser. Con dos grandes zancadas me alejé de allí. Eran demasiados para poder salir victorioso. Debía idear algún otro plan.  Aislé mi dolor como pude y volví a concentrarme en el oído y en el olor. El repicar de las hachas empezó a ser rítmico. Estaban destrozando algo, aunque no sabía el que.
Miré a lo lejos, las llamas azules de Asks seguían sin producir luz suficiente. Algo estaba sucediendo y  huía de mi conciencia. Me estaba poniendo nervioso. Unas cuantas astillas llegaron a mis manos. Ahora lo comprendía, aquellos abominables seres estaban intentando talar el árbol.
De repente una luz potente roja se encendió. El árbol entero se iluminó y comenzó a brillar. Sus raíces empezaron a moverse en todas las direcciones posibles. Iluminó toda la superficie con su color.  El tronco parecía como si estuviese hirviendo. Salía vapor de agua por cada una de sus hendiduras. Las astillas que se habían desprendido por los cortes, empezaron a flotar por el aire. Las raíces renacían de sus magulladuras, para ser más fuertes que antes. El tronco empezó a cambiar. Una figura se dibujaba y desdibujaba en cuestión de segundos. Tomaba la forma de una mujer.  Sus ramas se convirtieron en millones de largos dedos acabados en afiladas uñas. Cuando todas y cada una de las ramas adoptaron su forma apareció en el tronco la imagen de una mujer.  Unos grandes ojos se movieron observando todo. Sus uñas empezaron a moverse y las formas de unos pequeños diablillos empezaron  a nacer de las astillas rotas. Se colocaron junto a ella y  también comenzaron a observar todo lo que les rodeaba.
La batalla se había quedado paralizada. Incluso Skule y los druidas miraban boquiabiertos lo que estaba sucediendo enfrente de sus ojos.  Las facciones perfectamente angulosas de la mujer y la dureza de sus ojos, hacían de ella un ser asombroso.
Con una de las ramas, ahora convertida en brazo se tapó la cara y empezó a soplar a través de sus dedos.




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