Los druidas se convirtieron en sombras, y, también se fueron. Llevaban consigo a sus muertos, debían darles un enterramiento digno de su condición. Aquella ceremonia duraría unos días, así que nos íbamos a quedar en la más absoluta soledad. Nadie a quién recurrir, cuando el peligro de muerte volviese a llamar a nuestras puertas.
Después de comer algo y relajarnos, decidimos continuar nuestro camino. Cuando nos levantamos, los diablillos hicieron su aparición. Me extrañó que no hubiesen desaparecido junto con la mujer del árbol. Intenté hablar con ellos, pero no me hacían caso. Tan solo se dedicaban a jugar y a saltar de un lado hacia otro. Al final me cansé y dejé de prestarles mi atención. Nos pusimos en marcha, el caballo de fuego había adoptado otra vez las tonalidades oscuras para pasar desapercibido.
-No tienes la sensación de que los árboles son más oscuros aquí?- le pregunté al pequeño ser.
- Es cierto, están más infectados- me contestó mentalmente. Aquel restablecimiento de conexión me llenaba de tranquilidad- si mis cálculos no fallan nos estamos acercando hacia la parte central del bosque. Es una de las zonas más peligrosas, no se sabe exactamente que hay allí, pero las leyendas cuentan que torturas inimaginables esperan a quién se atreve a adentrarse- dijo mirándome a los ojos fijamente.
-Entonces, ¿hasta ahora estábamos en la periferia?- pregunté atónito.
-Sí, tan solo era el extrarradio- y dicho esto cortó la conexión.
Me quedé inquieto por aquella afirmación. Un nudo se formó en mi estómago, si aquellas leyendas eran ciertas, tan solo habíamos atravesado la parte fácil del camino. Lo que nos esperaba no sería nada bueno y aquello no presagiaba nada bueno.
Después de comer algo y relajarnos, decidimos continuar nuestro camino. Cuando nos levantamos, los diablillos hicieron su aparición. Me extrañó que no hubiesen desaparecido junto con la mujer del árbol. Intenté hablar con ellos, pero no me hacían caso. Tan solo se dedicaban a jugar y a saltar de un lado hacia otro. Al final me cansé y dejé de prestarles mi atención. Nos pusimos en marcha, el caballo de fuego había adoptado otra vez las tonalidades oscuras para pasar desapercibido.
-No tienes la sensación de que los árboles son más oscuros aquí?- le pregunté al pequeño ser.
- Es cierto, están más infectados- me contestó mentalmente. Aquel restablecimiento de conexión me llenaba de tranquilidad- si mis cálculos no fallan nos estamos acercando hacia la parte central del bosque. Es una de las zonas más peligrosas, no se sabe exactamente que hay allí, pero las leyendas cuentan que torturas inimaginables esperan a quién se atreve a adentrarse- dijo mirándome a los ojos fijamente.
-Entonces, ¿hasta ahora estábamos en la periferia?- pregunté atónito.
-Sí, tan solo era el extrarradio- y dicho esto cortó la conexión.
Me quedé inquieto por aquella afirmación. Un nudo se formó en mi estómago, si aquellas leyendas eran ciertas, tan solo habíamos atravesado la parte fácil del camino. Lo que nos esperaba no sería nada bueno y aquello no presagiaba nada bueno.
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