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lunes, 27 de junio de 2011

Pueblo en cenizas

Me estaba retorciendo por el suelo, las imágenes no querían salir de mi cabeza. Oía gritos de mujeres, llantos de niños y suspiros mortales de hombres. Era todo tan real que daba miedo. Se entremezclaban imágenes de humanos con diferentes seres mágicos. Todos tenían el mismo semblante, se podía leer terror y sufrimiento en ellos.
Mi mente se adentró en un poblado.Todas las casas eran de madera; parecían bastante frágiles. Los habitantes se encontraban durmiendo. Algunos tenían pesadillas, otros nada, pero ninguno soñaba. Cuando me acerqué a una de las casas, empecé a sudar y noté mucho calor en el ambiente. Una sombra voló detrás de mi. Iba con una antorcha en la mano. La tiró hacia la casa. Corrí hacia allí, intenté apagar el fuego, grité , pero nadie me oía, yo era un fantasma. Pronto se prendieron las demás casas. Los habitantes empezaron a salir despavoridos, sus gritos de desesperación me taladraban los oídos.
Cuando ya estaban todos fuera de sus casas intentando solucionar el problema de alguna manera, aparecieron flechas de fuego por el aire. Nadie sabía de donde venían. Estaban matando a muchos. Cuando se clavaban en el pecho, el habitante se convertía en ceniza al instante. Se estaba produciendo una auténtica masacre a mi alrededor y yo no podía hacer nada. Mi desesperación e impotencia eran máximas. Mi cuerpo temblaba de rabia.
Miré a la derecha, me había parecido ver algo entre los arbustos. Un duende saltó de allí. Detrás de él otro duende, y así hasta veinte. Iban corriendo entre las flechas de fuego, cogían a los niños en sus brazos. Sobre todo a los más pequeños. Estos estaban en shock y muchos tenían tanto horror escrito en sus caras que estaban paralizados. Salvaron a veinte niños, y se escondieron otra vez en el bosque.
Mi cuerpo poco a poco se iba alejando de ese lugar. Veía como los pocos humanos que quedaban se iban consumiendo por las llamas. Era el paisaje más desolador que había visto en mi vida. El pueblo quedaría sumido en las cenizas.
Una nueva imagen aparecía ante mí. Me estaba adentrando en un árbol. Solo había silencio a mi alrededor. Un silencio inquietante.

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