Sin darme cuenta empecé a bajar. Otra vez me adentraba en el agujero. Caía a una velocidad de vértigo. Las imágenes que iba viendo se agolpaban en mi cabeza sin control. Cuando ya estaba en la mitad del agujero, la energía desapareció y mi caída era libre. Miedo, desesperación y angustia se entremezclaban con una rara sensación de paz interior. El intentar haber cambiado el mundo calmaba en una pequeña parte mi alma. Mientras caía me iba golpeando violentamente contra las paredes De tantas magulladuras que tenía mi cuerpo, el dolor se había convertido en una constante.
Cuando llegué a la altura a la que se encontraba el agujero donde estaba el pequeño ser, a duras penas le miré. Nuevamente estaba cayendo al abismo de aquel fuego. Cuando estaba a punto de llegar al fondo el brazo de antes me paró. Tal y como la vez anterior, el tiempo se paró por unos instantes y sentí un leve hormigueo en el estómago El brazo me impulsó hacia arriba, me enganché en otro brazo, este hizo un gesto que me impulsó hasta la mitad de la cueva. Después de eso empecé a caer a un ritmo extremadamente rápido. Un tercer brazo me golpeó y con mucha fuerza entre volando en el agujero donde estaba el pequeño ser.
Me di un golpe fuerte en la cabeza y caí fulminado. No sabía si estaba a salvo o sí había sido mi imaginación. Tan solo se que mi mente se desconectó del mundo.
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